lunes, 13 de diciembre de 2010

Enfermedad de Still

La enfermedad de Still es un desorden inflamatorio multisistémico de origen desconocido que se caracteriza por episodios diarios de fiebre, rash cutáneo, artralgia/artritis y mialgia. El síndrome toma su nombre del hecho de que se parece a la forma sistémica de artritis reumatoide juvenil, que descrita por primera vez por George Still, un conocido pedíatra inglés. Es una enfermedad bastante rara y afecta predominantemente a adultos de entre 15 a 35 años.


Las manifestaciones más comunes de la enfermedad de Still en el adulto incluyen:

Fiebre: la mayor parte de los pacientes muestran episodios de fiebre alta intermitente (>39ºC) acompañada de fuerte taquicardia, que tienen lugar por la tarde, por regla general, desapareciendo a la mañana siguiente. En algunos casos (hasta un 20%) son dos los episodios febriles al día y la temperatura no vuelve a la normalidad entre ambos.

Rash: el rash (cambio en el color o la textura de la piel) típico de la enfermedad de Still es macular o maculopapular, de color rosado salmón, fugaz y que se suele observar durante los episodios febriles. En la mayor parte de los casos se observa en el tronco y en las extremidades próximas aunque en ocasiones también aparecen en la cara. En un tercio de los casos, el rash es pruriginoso y muestra el fenómeno de Koebner.

Artralgia/artritis y mialgia: son universales intensas artralgias generalmente de las grandes articulaciones (rodillas, tobillos y carpos). Sin embargo uno de los hallazgos más característicos de la enfermedad de Still es la implicación de las articulaciones interfalángeas distales de la mano, que suelen no ser afectadas por en las enfermedades inflamatorias de la juventud (con la excepción de los artritis psoriásica). Las mialgias pueden ser severas y su intensidad aumenta durante los episodios febriles.

Dolor de garganta: se ha descrito el dolor de garganta de la enfermedad de Still como un dolor ardiente constante localizado en el área de la faringe. Suelen padecerlo hasta un 70% de los casos

Manifestaciones cardiopulmonares: es común el dolor pleurítico con efusiones pleurales y pericardiales. También pueden haber neumonitis aséptica, síndrome de distrés respiratorios agudo y vegetaciones valvulares que se asemejan a endocarditis infectivas.

Nodos linfáticos: estos son móviles y blandos siendo los de la región cervical los más afectados

También son frecuentes la esplenomegalia y hepatomegalia. El dolor abdominal no suele ser demasiado intenso. Muchas de estas manifestaciones pueden no estar presentes al inicio de la enfermadad y pueden tardar varias semanas en aparecer.


Las pruebas de laboratorio reflejan la naturaleza inflamatoria de esta condición. Las anormalidades observadas con mayor frecuencia son:

Velocidad de sedimentación elevada.
Leucocitosis (entre 15000-30000, sobre todo neutrófilos).
Trombocitosis>400000.
Niveles de ferritina elevados. Los niveles de ferritina elevados no son específicos de esta enfermedad pero pueden ayudar a su diagnóstico. Se han observado niveles de ferritina extraordinariamente elevados (>10,000 mg/dl) lo que puede revelar una respuesta hepática o a un exceso de hemofagocitosis por macrófagos activados. Recientes observaciones sugieren que la interleukina 6 podría inducir la síntesis de ferritina.

Otros hallazgos menos frecuentes (en <50% de los pacientes) son:
Albúmina sérica <3.5 gm/dl.
Anemia con tests de hemólisis negativos
Transaminasas elevadas.

La ausencia del factor reumatoide y de autoanticuerpos antinucleares y la presencia de líquido sinovial estéril confirma la enfermedad de Still.



Para el diagnóstico de la enfermedad de Still, Yamaguchi y col. sugieren los siguientes criterios:

Criterios mayores:
Fiebre de 39º C o más de una duración superior a la semana.
Artralgias de una duración de 2 o más semanas.
Rash típico (> 10,000/mm3) incluyendo > 80% granulocitos.
Niveles de ferritina elevados.

Criterios menores
Dolor de garganta.
Linfadenopatía y/o esplenomegalia.
Disfunción hepática.
Factor reumático negativo y ANA negativo.

Las radiografías pueden ser normales o mostrar inflamación de los tejidos blandos u osteopenia periarticular. En los pacientes con la enfermedad crónica, la anquilosis carpometacarpal o intercarpal es un hallazgo típico. También pueden ocurrir alteraciones intertársicas y tarsometatársicas pero son menos frecuentes. Otros hallazgos menos comunes son la anquilosis de las articulaciones interapofiseales de las vértebras cervicales y en las articulaciones interfalángeas distales con formación de nódulos de Hebergen.


Debido a la naturaleza multisistémica de la enfermedad y a la ausencia de un test de diagnóstico específico, el diagnóstico se hace por exclusión. Se deben considerar las siguientes condiciones: infecciones víricas como la hepatitis, rubeóla, parvovirus, coxsackie, citomegalovirus, endocarditis tuberculosa, y enfermedad de Lyme. Desórdenes granulomatosos como la hepatitis granulomatosa , sarcoidosis idiopática, y la enfermedad de Crohn. También se deben descartar vasculitis, arteritis granulomatosa de Wegener o de Takayasu o la leucemia, entre otras.



La evolución habitual es en forma de brotes que pueden estar separados incluso por años. Las recidivas varían en frecuencia y gravedad. El peor pronóstico se da para los pacientes con comienzo poliarticular y artritis de las articulaciones proximales (hombro y cadera) y cuando ha habido episodios en la infancia que han necesitado tratamiento corticoide. Por el contrario en los pacientes sin artritis o artritis oligoarticular en el momento del diagnóstico presentan evolución más benigna.



En los casos agudos, 20-25% de los pacientes responden a los fármacos anti-inflamatorios no-esteroídicos. La aspirina en dosis altas (3 a 6 g/día) o la indometacina (100-200 mg/día) son efectivos en una gran parte de los pacientes. Los problemas más graves que presentan estos fármacos son la hepatotoxicidad y las coagulopatías intravasculares. Los AINES deben mantenerse al menos 1-3 meses después de la remisión de una fase aguda. En un 40-60% de los casos se requiere el uso de corticosteroides sistémicos comenzando con dosis de 0.5 mg/kg a 1.0 mg/kg/día de prednisona.

En los pacientes con enfermedad crónica (persistente actividad de la misma durante 12 meses después del diagnóstico) se ha utilizado el metotrexato por vía oral. Otros fármacos de segunda intención como sales de oro, D-penicilamina y azatioprina deben ser reservados para los casos más graves. Últimamente se ha experimentado con éxito la terapia anti-TNF en casos de enfermedad de Still refractaria, pero los resultados son todavía insuficientes.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Lupus

El lupus eritematoso sistémico (LES o lupus) es una enfermedad autoinmune crónica que afecta al tejido conjuntivo, se caracteriza por la inflamación y el daño de tejidos mediado por el sistema inmunitario, debido a la unión de autoanticuerpos a las células del organismo y al depósito de complejos antígeno-anticuerpo.
Puede afectar a cualquier parte del organismo, aunque donde mas suele hacerlo es en el corazón, las articulaciones, la piel, los pulmones, los vasos sanguíneos, el hígado, los riñones (el primer órgano normalmente ataca) y el sistema nervioso. El curso de la enfermedad es impredecible, con periodos de crisis alternados con remisión.
Se manifiesta más en asiáticos, africanos y afecta 9 veces más a la mujer que al hombre. Las primeras presentaciones de la enfermedad se observan entre los 15 y 45 años. Aunque hasta el momento no hay ninguna cura, los síntomas se tratan principalmente con dosis bajas de corticosteroides, inmunodepresores y antipalúdicos como la hidroxicloroquina.

El origen del nombre es desconocido, el término 'lupus' significa ‘lobo’ en latín, tal vez debido a que el rostro inflamado del paciente adopta gran similitud con la cara arañada de un lobo. La enfermedad normalmente muestra, en la nariz y las mejillas, un eritema malar con forma de alas de mariposa.
Más extraño todavía es el informe de que el término lupus no proviene directamente del latín, sino de un estilo francés de máscara que las mujeres se ponían alrededor de los ojos en carnaval.

La causa exacta de la enfermedad es desconocida, y no hay consenso en si es una sola circunstancia o un grupo de enfermedades relacionadas. Sin embargo, al tratarse de una enfermedad autoinmune hay distintos factores que pueden influir en el sistema inmunitario y provocarla.
Se cree que es una reacción de hipersensibilidad del tipo III, que se caracteriza por la producción de anticuerpos que actúan en contra de los componentes nucleares de las propias células. Hay tres mecanismos por los cuales se piensa que el lupus se desarrolla:

El primer mecanismo en la aparición del LES puede que sea por predisposición genética. A pesar de que el lupus corre en familias, no se ha identificado un gen causal. De hecho, son varios los genes que necesitan verse afectados para que la predisposición del individuo para desarrollar lupus se vea afectada con el contacto con factores ambientales, y los genes más importantes se localizan en el cromosoma 16. Estos genes pueden producirse aleatoriamente o ser el resultado de una herencia.

El segundo mecanismo de iniciación de la enfermedad del lupus puede deberse a factores medioambientales. Estos factores no sólo pueden agravar el estado de un lupus ya existente, sino que también pueden desencadenar un inicio de la enfermedad. Entre las causas de este tipo se incluyen ciertos medicamentos (como algunos antidepresivos y antibióticos), estrés extremo, exposición a los rayos ultravioleta, ciertas hormonas e infecciones. Algunos investigadores se han esforzado en encontrar una conexión entre ciertos agentes infecciosos (virus y bacterias), pero no se ha podido vincular consistentemente ningún patógeno a la enfermedad.
Se ha demostrado que la luz ultravioleta puede desencadenar un eritema fotosensible característico en pacientes con lupus y algunas evidencias apuntan a que la luz ultravioleta pueda ser capaz de alterar la estructura del ADN, conllevando a la formación errática de anticuerpos. Las hormonas sexuales como el estrógeno juegan un papel importante en la aparición del LES y se ha observado que su aparición en la edad reproductiva es 10 veces mayor en mujeres que hombres. Se ha especulado que los implantes de mama basado en silicona incitan la producción de anticuerpos anti-colágeno, pero no hay evidencias aún de una asociación entre dichos implantes y el LES. Igualmente, son pocas las evidencias que involucren el lápiz labial con el lupus.

Finalmente, hay un lupus inducido por medicamentos. Es un estado reversible que normalmente se produce en pacientes que han sido tratados de una enfermedad a largo plazo, al menos 3 a 6 meses. El lupus inducido por medicamentos imita al lupus sistémico. Generalmente, una vez que el paciente ha dejado la medicación que desencadenó el episodio, no se repiten ni los signos ni los síntomas. Hay cerca de 40 medicamentos actualmente en uso que pueden causar este estado, los más comunes son la procainamida, la hidralacina y la quinidina.

Inicialmente puede afectar prácticamente cualquier órgano o sistema, o bien tener carácter multisistémico. La gravedad varía entre leve e intermitente o persistente y fulminante.

Los síntomas generales son: cansancio, malestar general, fiebre, anorexia, adelgazamiento, dolores articulares y musculares y fatiga física. Ya que a menudo se ven también en otras enfermedades, estos signos y síntomas no forman parte del criterio diagnóstico para determinarlo. Cuando se dan conjuntamente con otros signos y síntomas, sin embargo, se consideran sugestivos.

No existe una prueba inequívoca para el diagnóstico del lupus, con lo que se basa en la clínica y los hallazgos analíticos. Los criterios del ACR tienen una sensibilidad de 96% y especificidad de 96%. La elevación del anticuerpo antinuclear (ANA) a títulos de 1:40 o > es el criterio diagnóstico más sensible. Más del 99% de pacientes con lupus tienen una elevación de ANA. Aunque una proporción significativa de pacientes puede tener ANA negativos al inicio de la enfermedad.

Algunos médicos hacen el diagnóstico según los criterios de clasificación ACR. Los criterios, sin embargo, se establecieron principalmente para usarse en la investigación científica (es decir, inclusión en una prueba aleatoria controlada), y los pacientes pueden tener lupus a pesar de que nunca se hayan encontrado con los síntomas.

Es una enfermedad crónica que no tiene cura. Hay, sin embargo, algunos medicamentos, como los corticoesteriodes y los inmunosupresores que pueden controlar la enfermedad y prevenir brotes. Los brotes se tratan normalmente con esteroides, con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad para contener el proceso de la enfermedad, reduciendo la necesidad de esteroides y prevenir brotes.

jueves, 21 de octubre de 2010

Evidencias a favor de la evolución

A día de hoy, poseemos abundantes pruebas a favor de la teoría de la evolución. Éstas se consiguen de varias maneras como la observación de los cambios que se producen en las especies (pruebas biológicas), o mediante el estudio del registro fósil (pruebas paleontológicas), de la forma de los distintos seres vivos (pruebas morfológicas),  del desarrollo de las fases de los embriones (pruebas embriológicas), de la distribución de las características de lo seres vivos por la geografía terrestre actual (pruebas biogeográficas),de las moléculas que forman a los seres vivos y los procesos moleculares de estos (pruebas moleculares), ...
Así pues, en el resgistro fósil, se encontró una especie que nos permite estudiar la transición entre dinosaurios y aves: el archaeopteryx. Es un género de aves que vivió en el Jurásico Superior, donde hoy día se sitúa Alemania. Estos especímenes medían tan solo 35 cm. Se parecen a un dinosaurio terópodo, y presentan rasgos propios de este grupo: una larga cola ósea, garras en los dedos y dientes en las mandíbulas. Sus alas son muy similares a las de un pájaro moderno, ya que sus plumas eran asimétricas, y las de su cola muy gruesas. Es el perfecto ejemplo de forma transicional entre los reptiles y las aves.
Algunos de los especímenes fueron inicialmente clasificados como terópodos, hasta que se observó en ellos la presencia de plumas. En opinión de la mayoría de los paleontólogos, la posesión de plumaje convierte a los archaeopteryx en aves. Su edad le otorgaría el estatus de ave más antigua que el ser humano conoce. En 1984, Sankar Chatterjee descubrió fósiles que anunció, ya para 1991, que pertenecían a un ave extinta más antigua que los archaeopteryx, el Protoavis. No obstante y debido a la deficiente conservación de los restos fósiles, dicho género es considerado por algunos como una quimera.
El origen de las plumas constituye un misterio que los archaeopteryx no ayudan a resolver, pues las suyas son completamente modernas. Sin embargo, se conocen varios dinosaurios celurosaurianos, estrechamente emparentados con los arqueópterix. Algunos de ellos también presentan plumas (como las descubiertas en el velocirráptor en el 2007) y otras fibras de estructura más sencilla o protoplumas. Los dinosaurios emplumados confirman que las plumas se originaron antes que las primeras aves como los archaeopteryx. Las plumas, al igual que los pelos y las escamas reptilianas, están formadas por una resistente proteína llamada queratina. Esto ha hecho suponer durante mucho tiempo que la pluma procede de una escama "mellada". Actualmente las pruebas genéticas, paleontológicas y embriológicas favorecen otra explicación distinta que se debe a Prum y Brush: las plumas proceden de estructuras huecas y cilíndricas semejantes a espinas.

Otra especie encontrada en el registro fósil fue el Mesohippus: es un género extinto de mamíferos perisodáctilos de la familia Equidae que vivieron hace aproximadamente 40 millones de años, en el Oligoceno Medio, del tamaño de una gacela, que tenía sólo 3 dedos en las patas delanteras y que ya presentaba pies con forma de casco.
Tenía las patas más largas que su predecesor Hyracotherium. Perdió, también con respecto a éste, un dedo, aunque se apoyaba normalmente sobre su dedo medio, a pesar que los otros dos también eran usados. La cabeza de Mesohippus era más grande y larga que la de sus ancestros. Sus ojos eran redondeados y dispuestos más separados a los lados de la cabeza. Los dientes eran igualmente más largos y parecidos a los de los caballos actuales, al igual que su cavidad cerebral. Como la mayoría de los caballos fósiles, Mesohippus era común en Norteamérica.
Algo más tarde, en el Mioceno, al Mesohippus le sucedieron el Hypohippus y el Anchitherium; se cree que ambas especies colonizaron después Eurasia desde América del Norte. Otros descendientes del Mesohippus fueron  el Miohippus y  el Merychippus; este último género desarrolló dientes con coronas muy altas, lo que le permitió, a diferencia del Hyrachotherium, que pastaba hierba, ramonear las hojas y brotes de árboles y arbustos. Entre los descendientes del Merychippus estaba el Hipparion, que durante el Plioceno se desplazó y expandió desde Norteamérica hasta Eurasia, y el Pliohippus (primer antepasado de un solo dedo), antecesor del Pleshippus y de su sucesor, el caballo moderno, es decir, el género Equus, que apareció hace 5 millones de años.
Se cree que durante el Pleistoceno, hace unos 15.000 años, el género Equus extendió su área de distribución desde Norteamérica a Eurasia y África cruzando el puente de Beringia. Hace unos 10.000 años los caballos se extinguieron en Norteamérica, por causas aún desconocidas, quizá por algún cataclismo climático que modificó los ecosistemas americanos. Diversos hallazgos en cuevas de Europa indican que el caballo era un animal muy abundante durante la edad de piedra en dicho continente; se han encontrado suficientes restos de esqueletos de caballos dentro y en los alrededores de estas cuevas como para afirmar que eran consumidos por el ser humano. El número de caballos disminuyó en el neolítico, cuando Europa estaba cubierta por bosques en su mayor parte. Se han encontrado restos de la edad del bronce, embocaduras y piezas de arneses, que demuestran que el caballo ya estaba domesticado en esta época. Esta domesticación siglos más tarde permitió, tras el descubrimiento de América, que los caballos fueran reintroducidos por los conquistadores españoles en el continente que los vio surgir.

lunes, 18 de octubre de 2010

Dinosaurios

 - Origen y evolución, extinción y teorías de actualidad

Los dinosaurios surgieron hace aproximadamente 230 millones de años, en el período Triásico, unos 20 millones después de que la extinción masiva del Pérmico-Triásico hiciera desaparecer un 95 por ciento de toda la vida en la Tierra.Dataciones radiométricas de fósiles de la especie temprana de dinosaurio Eoraptor revelan su existencia en este momento. La mayoría de los paleontólogos cree que el Eoraptor se parece al ancestro común de todos los dinosaurios.De ser esto cierto, los primeros de estos animales habrían sido pequeños predadores bípedos.

Aun así, el Herrerasaurus fue sin dudas un dinosaurio más antiguo y muestra rasgos similares con el Saltoposuchus y otros de su grupo de tecodontos.

Las primeras pocas líneas de dinosaurios primitivos se diversificaron velozmente durante el resto del Triásico, y estos seres desarrollaron prestamente características y variedad de tamaños adaptados a la vida en casi todos los nichos ecológicos terrestres. Se debió a la gran adaptabilidad que poseían para su dieta, agilidad e inteligencia de algunos seres como el Coelophysis al compararse con otros tipos de reptiles.

Durante la era de su predominancia, la Mesozoica, casi todos los animales terrestres de más de un metro de largo eran dinosaurios. Con la nueva reforestación durante el Jurásico y el predominio de las grandes coníferas y praderas de pteridófitos muchos grupos. Tanto herbívoro como carnívoros crecieron a un gran ritmo adaptándose al follaje. Los más conocidos son los saurópodos que habitaron todo el mundo. Poseían dientes estrechos y largos para masticar estas plantas e incluso tragaban rocas para su digestión, llamados gastrolitos. Los demás consumían un follaje más bajo como el Stegosaurus y el Camptosaurus . Los carnívoros desarrollados en este orden fueron los carnosaurios, mientras los celurosaurios preferían carroña, huevos o insectos.

Durante el cretácico los dinosaurios invadieron todo el planeta, desde el Sahara por el Ouranosaurus hasta la Antártida por el Cryolophosaurus. Con la diversificación de las angiospermas aparecieron nuevos herbívoros como el Saurolophus. Respecto a éstos, a diferencia de la primera teoría, se sabe que no desterraron del todo al ecosistema jurásico. Es demostrado en Sudamérica y África cuando los saurópodos como el Argentinosaurus alcanzaron sus tamaños límites al igual que los carnívoros como el Giganotosaurus.
La gran extinción del Cretáceo acabó con todos los dinosaurios no avianos.

Esta extinción fue la causante de la desaparición definitiva de los dinosaurios, los ammonites, y algunas aves y mamíferos primitivos. Existen multitud de hipótesis para explicar este singular fenómeno:


- Colisión de un asteroide
El cráter de Chicxulub en la península de Yucatán, lugar de impacto del meteorito que habría causado la extinción de los dinosaurios.
La teoría de la colisión de un asteroide con la Tierra, la más ampliamente aceptada actualmente, fue propuesta por el físico estadounidense Luis Walter Álvarez y su hijo, el geólogo Walter Álvarez a finales de los años 1970. Explica que la gran extinción de finales del período Cretácico comenzó con la caída de un bólido a la Tierra. Esta clase de meteorito habría hecho impacto en Chicxulub (Península de Yucatán, México) hace aproximadamente 65,5 millones de años. Álvarez notó un aumento repentino de los niveles registrados de iridio (elemento abundante en cierta clase de meteoroides), a escala global en el estrato de rocas correspondientes al período Cretácico, sugiriendo la existencia de una catástrofe de proporciones mundiales. La mayor parte de las pruebas actuales parece confirmar en efecto que un planetesimal de 10 kilómetros de diámetro impactó en los alrededores de la península de Yucatán, creando el cráter de Chicxulub de 170 kilómetros de diámetro y provocando una cadena de extinciones en masa. A principios de 2010, un equipo científico internacional compuesto por 41 investigadores reafirmó esta teoría con evidencias geológicas recabadas en distintas partes del mundo. Recientemente, se ha descubierto en el lecho del Océano Índico un cráter cuyo tamaño es cincuenta veces mayor al de Yucatán, lo que ha causado nuevas especulaciones acerca del lugar donde cayó el asteroide. Los científicos no están todavía seguros de si las poblaciones de dinosaurios prosperaban o disminuían inmediatamente antes del acontecimiento del cataclismo, aunque algunos grupos consideran que podrían haber existido dinosaurios aún a principios del Cenozoico.

Aunque la velocidad de la extinción no pueda ser deducida del registro fósil, varios sugieren que el proceso fue sumamente rápido. El acuerdo general entre los científicos que apoyan esta teoría consiste en que el impacto causó una debacle que se desarrolló de dos formas: directamente (por la energía disipada durante el impacto de meteorito) y también indirectamente (a través de un enfriamiento mundial de la temperatura ambiente, causada por la materia expulsada del cráter de impacto, que reflejó la radiación termal del Sol hacia el espacio exterior).


- Múltiples colisiones o La Nube de Oort
Esta teoría es similar a la de Álvarez en el sentido que hace participar a eventos originados en la mecánica celeste. Propone que una corriente de cometas fue desalojada de la nube de Oort debido posiblemente a la influencia gravitacional causada por una estrella en órbita extraordinariamente cercana. Uno o varios de estos hipotéticos objetos colisionaron con la Tierra en una seguidilla de muy alta frecuencia, causando profundos cambios ecológicos que precipitaron el final. Al igual que con el impacto de un único asteroide, el resultado de este bombardeo de cometas habría sido un descenso repentino y acusado en las temperaturas globales, cambio al que buena parte de las especies vivientes no pudieron adaptarse.
Cambios climáticos

A finales del período Cretácico no existían los casquetes polares, estimándose que los niveles del mar eran de 100 a 250 metros más altos que los actuales. La temperatura del planeta era también mucho más uniforme, con sólo 25 grados Celsius de diferencia entre los registros polares promedio y los del Ecuador. Por regla general, la temperatura atmosférica promedio era también mucho más elevada; los polos, por ejemplo, eran 50 °C más calientes que hoy en día.

La composición química de la atmósfera durante la era de los dinosaurios era asimismo muy diferente a la actual. Los niveles de dióxido de carbono presentaban una concentración 12 veces mayor, y el oxígeno formaba del 32 al 35% de la atmósfera, comparado con el 21% actual. Sin embargo durante el Cretácico tardío, el ambiente experimentó un cambio radical. La actividad volcánica disminuyó gradualmente, lo que condujo a un ciclo de enfriamiento e hizo que los niveles de dióxido de carbono atmosférico comenzaran a caer. Al mismo tiempo, la concentración de oxígeno en la atmósfera también comenzó a fluctuar con tendencia netamente descendente. Algunos científicos suponen que el cambio del clima, combinado con niveles de oxígeno inferiores a los presentes, podría haber conducido directamente a la desaparición de muchas especies. Si los dinosaurios tuvieron sistemas respiratorios similares a aquellos comúnmente encontrados en las aves modernas, puede haberles sido particularmente difícil el desenvolverse con niveles de oxidante rápidamente decrecientes, considerando las enormes demandas de sus voluminosos cuerpos.



Existe la teoría de la posibilidad de presencia de dinosaurios no avianos en el Cenozoico:

En el 2002, los paleontólogos James E. Fassett y Robert A. Zielinski reportaron el hallazgo de un hueso de la pata de un Hadrosaurus en El Ojo, Nuevo México (Estados Unidos). Los restos datan de principios del Paleoceno, aproximadamente hace 64,5 millones de años. El descubrimiento es de excepcional significación científica, pues sugiere que algunos —quizá unos pocos— dinosaurios existieron aún en la Tierra por lo menos hasta medio millón de años después de la gran extinción. A estos sobrevivientes se los llama "Dinosaurios del Cenozoico".Se ha indicado que una explicación alternativa (y de impacto mucho menos dramático) podría ser que los restos hubieran sido desplazados hacia un estrato más reciente debido a tenues movimientos de tierra.No hay que olvidar que la teoría del meteorito como único causante de la desaparición es poco probable, y por consiguiente cualquier otro causante tardaría varios millones de años en desarrollar su actividad destructiva por completo, por lo que es posible que los restos de hadrosáuridos no fuesen más que los huesos de los últimos supervivientes de la gran extinción dinosauriana.


También se habla de la posibilidad de revivir los dinosaurios:

En años recientes ha habido creciente especulación sobre el empleo de biotecnología con el fin de devolver dinosaurios a la vida. En la novela de Michael Crichton Parque Jurásico se describe un método idealmente posible. En esa obra, la sangre de dinosaurio del tracto digestivo de un mosquito mesozoico fosilizado (suspendido en ámbar, es decir, resina solidificada de árboles) es usada por un grupo de científicos para recuperar ADN (ácido desoxirribonucleico) de dinosaurio, llenando las lagunas cromosómicas con genes de una especie moderna de rana para luego crear un embrión a partir del material genético resultante que es fecundado en una avestruz.

Con la tecnología actual resulta, sin embargo, casi imposible resucitar dinosaurios de esta manera. Un problema con el método de extracción en ámbar es que el ADN se degrada con el tiempo por la exposición al aire, el agua y la radiación natural, haciendo improbable que tal operación recupere una cantidad suficiente de material genético útil (la corrupción del ADN puede medirse por una prueba de racemización de la muestra).

Extracciones exitosas de ADN antiguo de fósiles de dinosaurios han sido reportadas en dos ocasiones independientes, pero tras ser sometidas a posterior inspección y revisión por pares, ninguna de las afirmaciones pudo ser confirmada. Además resulta muy improbable la devolución de estas criaturas a la vida puesto que no resulta viable la mayoría del ADN encontrado. Aún así se sigue investigando.

No obstante, un modelo teórico de secuencias de péptidos de un dinosaurio ha sido deducido usando métodos analíticos de reconstrucción filogenética a partir de secuencias de genes de especies vivas de reptiles y aves.

Incluso si el ADN de un dinosaurio pudiera ser reconstruido, sería sumamente difícil cultivar dinosaurios usando la tecnología disponible ya que no existen especies vivas suficientemente relacionadas como para proporcionar cigotos o un ambiente apropiado para el desarrollo embrionario.

jueves, 14 de octubre de 2010

Charles Darwin

Charles Robert Darwin fue un naturalista inglés que propuso la teorí a de que todas las especies de seres vivos han evolucionado de un mismo antepasado común a través de la selección natural. La evolución fue aceptada como un hecho por la comunidad cientí fica. Sin embargo, su teorí a mediante la selección natural no fue aceptada como explicación primaria de este proceso hasta alrededor de 1930. En cambio, ahora constituye la base de la sí ntesis evolutiva moderna.
Con 16 años, ingresó en la Universidad de Edimburgo, aunque dejó sus estudios de medicina para dedicarse a investigar los invertebrados marinos. Así  pues, posteriormente entró en la Universidad de Cambridge para estudiar ciencias naturales. El segundo viaje del HMS Beagle consolidó su fama como geólogo, sus observaciones y teorías apoyaban las ideas de Charles Lyell, el cual le inspiró para elaborar su teoría, al igual que Malthus. Investigó sobre el hecho de la transmutación de las especies y concibió su teoría de la selección natural en 1838, pero se dedicó 20 años a discutir sus ideas con naturalistas, investigar y hacer trabajos geológicos.
Su obra fundamental, "El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas preferidas en la lucha por la vida", publicada en 1859, estableció que la explicación de la diversidad que se observa en la naturaleza se debe a las modificaciones acumuladas por la evolución a lo largo de las sucesivas generaciones. Trató la evolución humana y la selección natural en su obra "El origen del hombre y de la selección en relación al sexo" y posteriormente en "La expresión de las emociones en los animales y en el hombre". También dedicó una serie de publicaciones a sus investigaciones en botánica, y su última obra abordó el tema de los vermes terrestres y sus efectos en la formación del suelo. Dos semanas antes de morir publicó un último y breve trabajo sobre un bivalvo diminuto encontrado en las patas de un escarabajo de agua de los Midlands ingleses.
Alfred Wallace llegó a la misma conclusión con un solo golpe de intuición, aunque a Darwin se le reconoce la primicia y esfuerzo por reunir pruebas y analizar los pros y contras. Aun así, cometió algunos errores y nunca explicó el origen de las especies, ya que no llegó a entender el mecanismo que las hacía evolucionar. Hoy, sabemos que la causa son las mutaciones genéticas.